Autor: Shyima Hall y Lisa Wysocky
Editorial: V&R Editoras
Páginas: 251
Año de impresión: 2015
Género: Historia verídica.
Cuando somos pequeños, las emociones de nuestras experiencias son las que más no impactan, y crecen con nosotros. Un niño puede no recordar los detalles de una pesadilla, pero la sensación de terror
que genera el sueño puede durar toda su vida. Así es como la autora recuerda el día en que fue vendida como esclava. El sentimiento de abandono es tan real como hoy cuando ocurrió, cuando ella tenía tan solo ocho años.
De un día para el otro, le robaron su niñez, su vida, su libertad y su dignidad. Y nunca dejó de preguntarse por qué.
Esta es una historia real, narrada directamente por una víctima de la esclavitud en pleno siglo XXI.
Un testimonio fuerte que nos obliga a no mirar hacia el costado a estar atentos y a luchar para que esos sucesos, que parecen de novela, no sucedan en la vida, a nadie, nunca más.
Esta es una reseña un tanto difícil, pues
solo compartiré mis emociones, no puedo calificar un libro así puesto que es
una historia verídica y el punto del libro es crear conciencia nada más.
La historia nos es contada en primera
persona, con un narrador activo, puesto que Shyima nos está contando todo.
Comienza con los recuerdos de su niñez en Egipto, los pocos momentos que aún se mantienen
en su memoria, de su familia, de cómo vivía, algunos nombres, algunas caras,
algunos sucesos. De ahí a él porque y como es que se convirtió en esclava a los
tiernos ocho años de edad. El impacto de ver que sus propios padres la vendían
y abandonaban en una casa de unos ricos, y después las penas que sufrió
al lado de estos. Jornadas de trabajo de 18 horas, 20 o más, comidas una vez al día
durante la noche, la carencia de vestido, calzado e inclusive salud. El
maltrato físico, verbal y emocional. De ahí su traslado ilegal a EUA, en donde aun seguía siendo esclava.
En todo esta primera parte, de verdad que
leía con un nudo en el estómago, un puño cerrado acompañado de irá, melancolía,
impotencia. Son cosas que no puedes evitar puesto que no fue cualquier cosa. Y
es peor aún, en mi caso, viendo que ella tiene mi edad. Imagínense, mientras yo
iba a la escuela y jugaba, ella era esclava. ¡Qué horror!
Después de la tempestad vino un poco de
calma a mi lectura, puesto que la rescataron, y a partir de ahí, nos narra lo
difícil que fue adaptarse a una vida, más bien, tener una vida, tener libertad
y comenzar a sanar. Las experiencias posteriores que tuvo, las limitaciones
puesto que sus traumas eran muy agudos.
Durante todo el transcurso del libro uno
aprende cosas, uno aprende a valorar lo que tiene, y también a saber que en
pleno siglo XXI existen aún muchas maneras de esclavitud en todo el mundo. La
autora nos exhorta, y creo que debemos poner énfasis en esto, a observar, a
mirar a nuestro alrededor, salir de nuestra burbuja y darnos cuenta de si
alguien necesita nuestra ayuda, solo basta una denuncia anónima y puede que
salvemos una vida.
Sé que en EUA es distinto, pero duele que
por ejemplo, aquí en
México, existan muchas cosas de esas, y lamentablemente está
en el mundo entero. Así que si podemos hacer la diferencia, hagámosla.
Cuidémonos entre todos, a nosotros mismos, a nuestra familia y apreciemos lo
que tenemos.
Como verán no es una reseña en sí, pero de
verdad que le recomiendo a quien sea este libro, bueno quizá no a los pequeños,
pero sí de 13 años en adelante.
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